El equilibrio es uno de los beneficios principales que ofrece el yoga, y hay ciertas posturas que son especialmente efectivas para desarrollarlo. Entre las más conocidas está la postura del árbol, que desafía la concentración y la estabilidad al requerir que una pierna soporte el peso del cuerpo mientras la otra se apoya contra el muslo o la pantorrilla. Para mantener la postura del árbol, es esencial fijar la mirada en un punto frente a ti y conectar la respiración con el movimiento. Esta postura fortalece los músculos de las piernas y el «core», ayudando a mantener el cuerpo alineado y estable.
Otra postura eficaz es la del guerrero III. Este ejercicio requiere equilibrio y fuerza, ya que consiste en mantener una pierna recta mientras el torso y la otra pierna se extienden en línea recta, formando una «T» con el cuerpo. El guerrero III activa los músculos de las piernas, el abdomen y la espalda, además de exigir concentración mental. Al practicarla, uno se da cuenta de la importancia de distribuir el peso y de alinear correctamente el cuerpo.
Por último, la postura del cuervo es una posición avanzada que implica balancearse en las manos, con las rodillas apoyadas en los brazos. Es una postura desafiante que fortalece los brazos y el «core», y es ideal para quienes desean llevar su equilibrio al siguiente nivel. Practicar estas posturas regularmente no solo mejora el equilibrio, sino que también aumenta la fuerza y la flexibilidad, brindando una base sólida para todas las demás posturas de yoga